Fue entonces cuando comprendí, y mi plática se volvió una negociación, y le presenté a Dios las opciones que yo tenía, y que si a él le parecía bien, que entonces me permitiera y me concediera alguna de ellas. Claro, yo no recuerdo a alguien más haciendo esto mas que a Abraham en el principio de los tiempos... pero talves podría dar resultado conmigo, pues a pesar de todo mi fe está únicamente en Dios.
Las semanas pasaron, y yo dejé todo en sus manos, no insistí más. Yo sabía que si algo iba a pasar era porque era su voluntad. Nunca hablé de las opciones que yo le di a Dios a las personas a quien les competía tomar aquella decisión final, pero no me cabía la menor duda que Dios tiene el control de todo.
Y no fue hasta hoy a las 12 del mediodia, cuando Dios me abrazó, y me dijo que había tomado una decisión.
Y pase lo que pase, yo te busco, te alabo, y siempre confiaré en ti.
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